Desde el libro «El silencio de Dios y otras metáforas», Gonzalo Sánchez-Terán no deja de interpelarme. Me dice que lo que compro, lo que opino y lo que voto repercute en la dignidad de millones de personas. Que no somos espectadores del drama de África, sino actores. Que es importante entenderlo: «el número de balas en el cargador del verdugo depende en gran medida de nuestra conciencia, de nuestra capacidad para indignarnos, de cómo usemos el don de la ira». No quiero olvidarlo: «ignorar es un crimen contra la humanidad».