Me he alejado ya un poco cuando me doy cuenta de mi inesperada efervescencia. Llevo mi último cargamento de libros rescatados y los operarios se afanan en torno a los camiones de mudanza. Nos vamos, ahora sí, y nos vamos todos (casi todos), más cerca del mar.
Tardo unos cuantos semáforos en comprender que no regresaré, que he dejado atrás un territorio que pasará a existir sólo en mí. De nuevo seis años, como un ciclo.
Muchísima suerte en la nueva oficina, seguro que estaréis bien allí!!!!
Gracias, Pedro. Sí, estamos bien. Y las vistas son magníficas.