Paseo por la cresta dels Cingles de Bertí. Regreso a perfiles de infancia, volviendo una y otra vez a mi hermano, que conocía todas las nieves de todas las montañas y los nombres de cada cosa, y la risa. No era aquí, sin embargo, aquel camino recto hacia el abismo, lo reconocería.
Los campos despiden aún vapor de la noche y, al levantar la cabeza, todo es cielo, con su capa de nubes planas viajando hacia delante.