Hay una suavidad de luz, un aire anunciador, de final de verano (y no es, sino, su reverso). El pino bicéfalo, que no se decide a elevar cúspide, se balancea al viento, original, distinto. Capas de montañas por detrás, en azul. Encinas. Poco más. Todo infancia, todo amado a su tiempo, después.