Estela

rosella trigo rubio campo rojo-3 platacampo rojo-2

Se muere Moustaki y se sigue muriendo mi infancia, soy sólo su estela. Esa noche me levanto en la oscuridad y canto en francés. Encuentro el comedor lleno de luna blanca. Comprendo: el insomnio de las lunas llenas, aquella noche de la que nunca me iré. Los húngaros dirían que «mis ojos se han quedado sin sueño». En el metro he oído hablar a dos supervivientes y he abrazado su suciedad con mi respeto. Sé quienes son porque conocí a otro. Lejos de ese bajo tierra en el que todos los días recupero mi medida, lejos, en los campos despeinados de trigo y en los rojos que Álex descubre y recuerda para mí, me doy la vuelta y me oigo decirle que soy feliz y que quiero escribir.

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