Cati, de Monterrey, llegó a la ciudad en abril, para un máster de Management. Tiene un novio en Turín, a 40 minutos en tren. «¿Milán? Poco que hacer, ¡salvo comprar!”.
Alberto gasta mucho, se lo gasta todo, vive para gastarlo: “Life is one!”. Gana bien. Ahora, minas de oro y demás. Tres socios. Varios países. Lo próximo: grafito en Brasil. Mis hijas, te enseño a mis hijas en el iPhone. Tan guapas, colegios tan caros, Miami, ¡Miami! Donde los más ricos, yo el más pobre. Padre romano, madre milanesa, cultura argentina. Abre su americana por ambos lados: “hecha a medida”.