Me sigue asombrando la belleza libre que el abandono engendra, el fulgor inesperado del hinojo seco y la zanahoria silvestre entreverados en un claro del bosque, creando el color interrumpido de un vestido de seda. Pero sobre todo veo el aire entre las flores, un aire no de cielo, sino de márgenes, de holgura y movimiento, animando un equilibrio de platillos chinos.
*De la Carta segunda a un joven poeta (R. M. Rilke)
Muy bueno.