¿Es posible que esté tan llevada por la vida? Quizá no sea malo, porque esta noche he soñado bien y ayer bailé. Y cuando escucho a los que ya han vivido muchos años, cuando estoy con ellos y hay, en esa intimidad privilegiada de sus comedores que me son abiertos, un sentido de lo sagrado –tanta vida y casi la muerte–, entonces siento una caricia de la vida, la amo por todo lo que me gusta conocerla, ahora la amo mucho más, después de todo empiezo verdaderamente a jugar.
Preciosas palabras, como siempre. De una delicadeza de caricia.
Cristina, gracias siempre por tu generosidad.