Lo he sentido al embocar la recta final hacia mi casa: la embriaguez dulzona del primer olor a mimosa del invierno. Pero ya lo habían anunciado los jacintos despuntando en tierra olvidada en mi balcón. Finalmente lo confirma Alain: ha empezado la primavera biológica. Tal vez sea un poco pronto pero éste es un enero benigno en Barcelona y además las plantas saben de luz. Él ha visto un almendro en flor y cómo los brotes de los árboles desnudos empiezan a ensancharse.