He contado los veranos que hace de aquella coincidencia en Buenos Aires. Estábamos de vacaciones, nos citamos tres días seguidos (nunca aquí, no a solas, y eso que hermanos). Recuerdo ahora la extrañeza de tu amiga: «Deberían verse más en Barcelona».
Busco mi libreta de notas. Sigue ahí tu letra de arquitecto, las señas de un salón de tango. Encuentro las fotos que nos hicimos una de aquellas tardes, juntos por las avenidas. Debí de extender el brazo en alto: sonrío a cámara, miras al suelo. No sabíamos nada del futuro y muy poco de Chile. Hoy los bandeones suenan por ti. Que tengas mucha suerte.
Cada vez más lejos… aunque hermanos.
Esa frase es… Preciosa.