Al sentarme y sólo oír la palmera y ver la cortina moviéndose como una falda, no he necesitado hacer nada. A veces el silencio, cuando hasta la nevera me respeta, extiende una alfombra para eso que se me ovilla dentro y sale en hilo de palabras.
Escritos y fotografías de Yvette Moya-Angeler
Que bonitas fotografías y palabras 😉