El verano ha sido, en nuestros caminos, próspero, murmurante. Yo me he entusiasmado. El verde apretado, las flores blancas alzadas al sol, todo eso mínimo y constante me ha bastado y colmado, me ha hecho –¿puedo decirlo?– feliz, empequeñecidamente feliz. Voy regresando al tiempo en que de niña caminaba ensoñada por caminos de polvo, a través de bosques parpadeantes, ajena al modo en que eso me iba configurando. No recuerdo nada, no poseo ni una sola exactitud de entonces, pero ahora, a mi edad mediana, sin el hermano que ahí nos guiaba, empiezo a asistir asombrada a la lenta y generosa devolución de ese mundo del que me ausentaba.
Qué luz tan suave hay en todo. Un beso.
¡Gracias por tu suavidad también! Besos.
paraules sencilles i emotius records plens d’enyorança , benvinguda Ivette
Gràcies, Lita! No sé si és ben bé enyorança, perquè, al contrari, hi ha una mena de reposició del passat. En tot cas, estic molt bé. Abraçada!