El aire ya es otro, se nota su firmeza creciente al anochecer. Todo son avisos frente a la montaña: han vuelto las mañanas a enseñorearse, a levantarse poco a poco con sábanas de humo, y en la luz se distingue una reserva. No temo. Espero la belleza de lo oscuro, el retroceso del día y de la tierra en mi luto feroz de los octubres. También lo triste, por verdadero, alzará su grito al cielo de lo hueco.
Un abrazo largo y cálido…
Otro abrazo luminoso para ti, que eres el mejor octubre.
Precioso texto, como siempre. Es un regalo abrir el correo y encontrar un pedacito de un nuevo post aguardando ser leído. Y me gusta saborearlo despacito, y que me hagas bailar las entrañas. Un abrazo de luz, amiga, que te acompañe aunque sea un poquitito en la tristeza.
Cristina, tus letras también me bailan por dentro. Gracias por ser siempre tan recibidora. Nos sonreiremos pronto en nuestra cita.