No sé decir bien el por qué de este blog. Al principio había flores, recuerdo una buganvilla seca sobre el blanco de la mesa y mi deslumbramiento por aquella transparencia de papel de seda. Al principio me parece que hubo eso, el tiempo de las flores caídas que yo recogía en la calle, la calidad de los pétalos. Eso fue incluso antes del blog, en una carpeta de fotos que llamé «De cerca» y que parecía gustar en Facebook. Escribía entonces brevemente, me encriptaba en textos sintéticos que resultaban –me decían– ininteligibles: bellos, insinuantes… pero inaprensibles. No estoy segura de por qué ocurría eso. Ahora escribo aquí como alguien que se esfuerza en vocalizar, casi deletreando, me voy volviendo clara. Ahora también mi mirada se levanta de las flores porque tiene acceso al campo y al bosque, pero lo hace con aquella misma concentración de lupa de cuando la buganvilla rosa, miope en la abstracción querida, en la vaguedad. Es un misterio.
Gracias por estos cuatro años.
Gracias por tus fotos, comentarios e interesantes reflexiones.
Un abrazo muy sentido, José Luis.
Gracias a ti, Yvette, por sus poegramas 🙂
A ti va uno de los gracias más grandes: tu aliento sigue impulsando en gran medida este blog.