El color se retira poco a poco de las plantas y busca un sueño para el invierno. Camino con la mirada baja, atenta al suelo húmedo de hojas. La vida en la sombra es prodigiosa: los pasos resbalan sobre una miríada de marrones que sólo un amarillo ocasional es capaz de puntuar, elevando su voz y su contraste. Nada permanece. Y lo que en verano era una declaración unánime de verdes, un bosque entero enarbolando su bandera de clorofila, llegado octubre se revela heterogéneo y entre sus filas se hacen visibles las primeras dimisiones: no todo es tan igual, cada ocre y cada oro es el paso al frente de una personalidad. Amo todas estas evidencias por las que la naturaleza sigue su curso. Me gusta la sorpresa diaria, la posibilidad de las estaciones en un progreso continuo de una hacia su opuesta, el otoño como un verano que se dirige al invierno.
Com sempre, em transportes a una altra dimensió. Gràcies Yvette. Petó
Reblogueó esto en olordemandarinay comentado:
Agraeixo a l’ Yvette les fotografies que jo no sé fer, i perquè les seves reflexions donen qualitat al meu raconet de pau.
Moltes gràcies a tu, Lita! El teu racó de pau és també el meu.