Fue Joan quien nos habló de ellas: tres ancianitas deliciosas, dijo, tres hermanas octogenarias que los viernes llegaban en su 4L para instalarse durante el fin de semana en la pequeña masía vecina. Venían del barrio de Sarrià. Una pintaba, la otra era profesora de música… y en general a las tres les gusta llevar una vida alegre y natural. Cuando Joan celebra su cumpleaños aparecen sonrientes con una pancarta y se unen a la celebración con ánimo despreocupado. En la masía viven sin agua corriente ni electricidad. Prefieren manejarse con velas y calentarse junto al hogar. Así las vemos al pasar, recortadas en la ventana a la luz de una vela.