La apertura de mundos se me puede dar ahora al lado de casa, en el bosque hablador. Este es el segundo invierno que encaramos en el valle y, aunque eso lo haga más previsible, la maravilla llega justamente por nuestro grado de iniciación en el lugar: ahora podemos, por ejemplo, en los paseos repetidos por los caminos acostumbrados, apreciar la deriva nimia pero constante de los colores hacia una clave musical propia con la que componer una versión más grave, menos soleada de la belleza pero también más libre y madura, elegante en la renuncia al brillo y la estridencia. Vivo ahora sensible al abrazo armónico de los colores de paja, los verdes sombra y humo que da el rayo lechoso del sol, o un marrón en descomposición que vira al negro. El entusiasmo que me producen desmiente toda idea monolítica que yo haya podido abrigar de lo deseable.
Obrir el correu i veure un «De Cerca» em posa contenta, llegir les descripcions que en fas de les coses quotidianes, com un bosc, un camí, un dia assolellat, és obrir una finestra a tota una paleta de sensacions que mai seria capaç de captar per mi sola, Gràcies Yvette. ❤
Gràcies a tu, perquè trobar un comentari teu també em posa contenta.