Los cambios de año me parecen un poco artificiosos con toda esa parafernalia de los balances y los propósitos. No es hasta que recuerdo que hemos completado otra vuelta al sol que empiezo a asumir el carácter cíclico de nuestro vagar por el universo, como si dentro de tanto desvarío cupiera sorprendentemente un orden. Y después ocurre que me he acostumbrado a resumir el año en fotos del blog (Adiós al 2014, Adiós al 2013), con lo que todo se vuelve más compacto. Mi 2015 de pronto, si lo miro así, adquiere cierta consistencia de mueble con cajones: en él se dieron ciertos viajes y algunos hechos comprobables. Aun así, yo siento más veraz la idea de humo que acompaña a mi vida.
Veo un 2015 lleno de vida y color! Más en el 2016 😉 por favor…
¡Mucha vida de colores para ti también, Noelia! Muchos besos y mcuhsa gracias.
precioses
Moltes gràcies! M’agrada com parlen entre elles!