Extrañeza hasta en el día y en el mes. Hace un rato, leve irritación dispuesta a ser llanto. Horas atrás, calma en la plaza de tantas y de una Revolución, cuando vengo del mercado y sé que el último tendero ha visto dinero en la vertical de mi cuello. Mansedumbre, calderilla. Un rato al sol de un banco, por los huesos y los nervios, por el placer y lo distinto. Observo otras vidas, participo del presente. En la terraza de un bar hay zumos de piña al trasluz y un chileno cantando amor americano. Tengo un pasado, del que me ocupo. Tengo un futuro que ansío de minucias, de poco hacer y mucho dejar: dejar que sea, que se despliegue, que encuentre sitio.
Qué gran foto… inquietante, un poco apocalíptica. Parece un fotograma de alguna peli..
Gracias, Cristina. Desde la planta 15. Cine todos los días.
Tus textos parecen caricias mas que palabras.
Precioso elogio. Me dejas colorada, José Luis. Mil y una gracias.
Ocuparse del presente es una garantia de futuro. Sea cual sea el destino.