Me dijo que las islas no flotaban y no pude soportar la idea, toda esa tierra sumergida y amarrada, como un grillete en los tobillos. Me fue imposible renunciar a la poética de la deriva, tomé la decisión de seguir viéndolas sueltas. Necesito pensar que flotan, que eso sigue siendo así.
La isla no flota, esta comprometida con su entorno a traves de su enraizamiento geológico, pero siempre es libre en todo su entorno; sus cuatro puntos cardinales vienen y van con entera autonomía hacia la nada.