Algo me abandona en los músculos más profundos y no puedo más que tenderme sobre el sofá. Me desmadejo. El sol llega a través de la cortina y me calienta los huesos, la piel, las células infinitas. No duermo, tampoco me muevo. Oigo un leve hacer en mi interior, el rumor de la sangre donde más le cuesta. Permanezco así más de una hora, en mí.